Ciudad de Vigo al atardecer, Eulogio Solveira de la Fuente |
recoge sus manos inquieto al verme pasar,
un cuerpo sin peso, como una hoja en otoño,
evocando atlánticos suspiros de nostalgia.
Resbalo poco a poco en el recuerdo:
Me invade el olor de sal, la luz azul,
el sabor a mar que atrapa las palabras,
la sinfonía de mil matices verdes
de una tierra que no es mía y ya amo.
Reanudo impaciente la espera
mientras la distancia traza su árido paisaje
de fríos atardeceres y heladas auroras,
alimentando soledades gemelas,
combatiendo deseos, limitando vida.
Quiero saltar kilómetros y minutos,
acercarme despacio a tus dedos,
amarte a través del espacio y del tiempo,
seguir el desbaratado camino del viento,
vestirme de relámpago y de trueno
y sentir átomo a átomo tu piel
para asombrarme, una vez más, de ser feliz.
María Torres
Septiembre 2012.
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