La femme dans les vagues, Gustave Courbet, 1868 |
Te acercas en la orilla de un sueño, sereno y certero,
como el mar en calma cuando abraza el atardecer
y rescata abandonadas olas que van a morir en la noche,
sin derrotero, pero guiado por un instinto primario vital
amarinas tu cuerpo al mío y emprendes sinuosa travesía
por un litoral colmado de restos de viejos naufragios.
Una luna camina despacio atravesando el mundo,
nutridas praderas de posidonias danzan en clave de sol
un irreductible compás submarino en pentagrama de luz
acunadas por los destellos de un cálido arrecife.
Una nube de urgencia creciente va rolando vientos
que apremian y mutan la marea transgrediendo la ley lunar.
Soy una con el universo marino, desnuda, nítida, indivisible,
en latitud y longitud, entre mar y tierra, entre viento y calma,
astro y horizonte visible e invisible, cuadrante único y preciso
de anatomía azul que escapa a medición de astrolabio o sextante .
Soy agua salada, tibia espuma, ágil velero con jarcia firme,
escora de una lágrima deslizándose en la cubierta del olvido.
2 comentarios:
Hummm tu poema hasta huele... a mar... espumoso y bravio.
Un besote poeta.
Gracias querida Alicia y compañera de lucha. Un beso gigante para ti!!
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