Desconozco el título y el autor de esta magnífica obra |
Hubo un tiempo en que las manos de ella
construían realidades diferentes,
se abrían cual libro al conocimiento,
acunaban nubes bajo el brazo,
buscaban ramas donde posar las palabras
como la hiedra al árbol que la alimenta.
Pequeñas dosis de amor,
unas veces devueltas y otras no.
Hubo un tiempo en que las manos de ella
acariciaron un sueño vivido, no soñado.
El ahora se llenaba de mañana,
de caminos andados para siempre,
completos, imperfectos, encontrados.
Pero el mundo de deshace a cada tanto
y en medio de la nada, y del todo
quiso parar las agujas del reloj.
Los deseos no alcanzaban a dormir en sus lunares.
Cortó con suavidad las raíces de la tierra árida.
Sintió que las palabras se perdían tras el temporal.
Una tras otra, acudieron las lágrimas.
Como la noche la descubría, luchó por llegar al día
y corrió tan rápido como sus pies le permitieron.
No podía dejar que la culpa le invadiera.
Y se quedó con la libertad de vivir al son de las olas.
Enero 2010
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